jueves, 25 de febrero de 2010

Julián Valenzuela Gómez,el hombre que amaba las costumbres de su tierra grauina.


Autora: Gladys Valenzuela Gómez.

Mi hermano Julián Valenzuela, nació el 16 de marzo de 1959, en la provincia de Grau, departamento de Apurimac,República del Perú.Vino al mundo en el fundo de Barreto, que pertenece a Cotahuarcay y falleció el 07 de octubre de 1990. Sus estudios primarias los concluyó en la misma comunidad y sus estudios secundarios en Chuquibambilla, la ciudad capital de la provincia de Grau.Sus estudios superiores los realizó en Andahuaylas y en Abancay, sus primeras prácticas las hizo en la escuela de Santa Rosa, en Abancay. Recibió un trabajo seguro en Antabamba como profesor de aula.Posteriormente fue nombrado director de este centro educativo. Allí se conoce con su colega Marielena Granda, también profesora en dicho centro y con la que contrajo matrimonio. Tuvieron dos hijas, Julieta y Maribel Valenzuela Granda.Por aquel tiempo mis padres carecían de ayuda en casa,estaban solos, sin sus hijos y unicamente contando con la ayuda del prójimo. No habia quienes vean y cuiden de los animales, que se echaban a perder día a día a causa del abigeato y de los pumas.Me refiero al ganado vacuno,caballar,lanar,etc. Mi hermano decide entonces gestionar su cambio a Cotahuarcay como profesor, cuya solicitud le fue aceptada por las autoridades del ramo. Empezó a trabajar en el centro educativo de Cotahuarcay como director y profesor a la vez.Mis padres estaban muy alegres y contentos, como también todos los hermanos lo estábamos con su traslado,desde donde todos los meses bajaba a cobrar su haber a Chuquibambilla . Nosotros nos sentimos grauinos y chumbivilcanos.Pues por parte de mi madre somos de sangre chumbivilcana y por mi padre, grauinos. Mi hermano Julián siempre llevaba la cultura chumbivilcana, a más de ser grauino. Chumbivilcas es un distrito de la provincia de Grau.Hay también una provincia con este nombre en el departamento del Cusco.Julián Valenzuela Gómez ensillaba un buen caballo y se vestía como los chumbivilcanos con sus atuendos tipicos, con su Ccarahuatana, sus espuelas, su faja a la cintura y su casaca de cuero, su poncho rojo y su sombreo hualaycho, su chalina hermosa y su guitarra en la mano. Tenia muchos amigos y familiares que lo apreciaban mucho. Cuando iba a las tiendas pedía algunas cajas de cerveza para brindar con sus amigos y jaranearse de lo lindo.Siempre contrataba dos jóvenes antes de jaranearse para que cuidaran de él hasta las últimas consecuencias, quienes cuando estaba mareado por la espirituosa bebida se encargaban de llevarlo a su cuarto y uno de ellos tenia que quedarse hasta el día siguiente haciéndole compañía, por si algo le sucediera. El era muy hábil para planear sus diversiones, antes de jaranear con sus amigos. Durante ese tiempo que él estaba con sus amigos y colegas, los chicos tenían que estar parados cerca a él, así era la contrata. Cuando se retiraba a su cuarto, dos o tres personas tenían que ir adelante con cajas de cerveza y los jovencitos a los costados de él. El exhibiendo sus tipicas vestimentas de buen grauino y con su voz de cantante,entonando sus canciones, siempre al compás de su guitarra, juntamente con la de sus amigos. Así pasaba algunos días en Chuquibambilla. Y para hacer sus documentaciones y cobranzas, vestia con elegancia sus ternos. Asi, bien vestido, entraba a las oficinas públicas. A él no le pedían los reglamentarios documentos de identidad por que lo conocían en diferentes instituciones y oficinas.Era más conocido que la ruda. Pero cierto día entra a la oficina del Banco de la Nación a cobrar su sueldo, saluda al empleado y le dice:” vengo a cobrar mi haber” y se para delante del pagador. Este le pide su documento de identidad, mi hermano se sorprende y le pregunta:” ¿acaso no me conoces?”Julián no habia advertido que ese día estaban atendiendo nuevos empleados. Y cuando se da cuenta, resignado le dice:”está bien, veo que eres nuevo personal, pero ten en cuenta que yo cobro sin mis documentos, pregunta a tus colegas", pero el pagador insiste en solicitarle sus documentos .Entonces él le grita:”soy Julián Valenzuela Gómez. Necesito mi dinero, yo soy docente, yo trabajo lejos de este lugar, y tu sentado en una silla como un sapo viejo, colgado con una corbata como un babero, todavía pidiéndome documentos". Así lanza su insulto al bancario y éste lo amenaza con llamar a la policía. Julián no hace caso e insiste en pedir su sueldo y todavía con más insultos, de pronto aparecen un par de policías, al verlos, mi hermano le grita al empleado del banco:” no te he pegado para que llames a la policía, pero ahora si te golpeo”, le da algunos puñetazos al bancario y después acompaña con gusto a la policía.
Se retira con la policía y desde la jefatura policial manda ha comprar algunas cajas de cerveza, allí se jaranea con los policías y después en la noche se retira a descansar a su cuarto.
Así trabajó varios años en Cotahuarcay, aunque su esposa seguía trabajando en Antabamba,pero un día decide retornar a Antabamba a continuar con su labor docente y asi para estar junto a ella, que estaba con sus dos hijas.Como le faltaba un documento para que empezara a trabajar allí, regresa con urgencia a Chuquibambilla, Grau. Se encuentra con sus amigos y colegas. A la dueña de la tienda le hace guardar su cheque y se ponen a brindar con sus colegas y uno de ellos era marido de una profesora. Después se trasladan a la Avenida Grau, a la tienda de tía Jacty, allí uno de sus colegas le invita a su casa para que sigan tomando, acepta mi hermano y se compra algunas cervezas más, asi como coca colas,luego se retiran de la tienda, sin saber que estaba marcando sus últimos pasos.En la casa de su colega lo traicionan hasta darle muerte.Los asesinos lo cargan semi muerto a su cuarto alquilado y como él portaba la llave en el bolsillo, la sacan y abren la puerta y lo dejan en su cama, limpiándole la sangre. El reacciona con gritos, por suerte acudieron sus vecinos, quienes lo condujeron al hospital, allí le tomaron su declaración para evacuarlo a la ciudad de Abancay, adonde lo acompañé . Mi hermano Julián estaba lleno de golpes , que le habian propinado sus agresores. En todo el viaje no cesaba de gritar por el dolor y yo lo atendia con lágrimas en los ojos , al ver como tiritaba de dolor. Llegamos a Abancay, a la oficina del seguro de mi hermano. Por desgracia se habían acabado allí los medicamentos.Ante esta contrariedad, regresamos al hospital de Abancay donde quedó internado. Nesecitaba de una operación urgente y no había doctores, ese día estaban todos los cirujanos en una concentración.Pero finalmente llegó a operarse Le encontraron perforados los intestinos por los golpes recibidos y no tuvo suerte de salvarse. Murió en el hospital de Abancay, el 20 de septiembre de 1990.
Nos costó mucho aceptar su muerte, a mí en especial me costó más que a todos los demás, por que era como un padre para mí, y siempre lo recuerdo con lágrimas, siempre le pido a Dios para que se haga justicia con él, para que sean castigados los criminales y si no son ellos que sean sus hijos, por eso dice la Biblia:" El pecado será heredado", quiere decir:" Será castigado hasta sus hijos y nietos".La justicia los absuelve, libres sin culpa alguna, habiendo pruebas suficientes. Cuántas veces se ha apelado, pero al último les sentenciaron para que le paguen a su viuda, la irrisoria suma de 1000 soles y con libertad provisional .De este monto, a ella le pagaban todo los meses una pequeña suma. Por eso digo "cuándo habrá justicia en la tierra". Hay hermosos palacios de justicia, pero sin justicia. No encontramos justicia como se debe. Por eso tengo una composición músical que se llama "Injusticia", que dice: "los pobres e inocentes son castigados y sentenciados y los ricos culpables son absueltos y alagados, eso es la injusticia". Ahora sólo quedan recuerdos inolvidables de Julián Valenzuela Gómez, alias "El Ocques". Ocques quiere decir "el que tiene los ojos color pardo gris". Falleció a los 33 años, a la edad de Cristo Jesús..

domingo, 21 de febrero de 2010

Max Augusto Cruz Valle, el torero que dejó su sangre en el ruedo.











Autora: Gladys Valenzuela Gómez.
Max Augusto Cruz Valle, fue esposo de Nilda Valenzuela Gómez. Tuvieron tres hijos, Yosi Juliana, Neptalí y Dalila Cruz Valenzuela. Los mayores estudiaban en la universidad cuando él falleció. Se enterró con el acompañamiento de mucha gente, colegas y al medio de la Banda de Música, además del acompañamiento de diferentes conjuntos musicales grauinos. Sus dos caballos lo acompañaron al camposanto de Chuquibambilla.
Max Augusto Cruz Valle, nació el 7 de junio de 1956 en la ciudad de Chuquibambilla, capital de la provincia de Grau, Apurímac,República del Perú. Sus padres fueron don Máximo Cruz Riveros, ya fallecido y doña Felicitas Valle Boza, que aún le sobrevive a su difunto esposo. Ellos pertenecieron a la comunidad de Upiro. Augusto era el segundo hijo de este honorable matrimonio.Fueron sus hermanos:Rosa, Apolinar y Edinson.
Desde muy joven demostró sobresalientes cualidades y habilidades en la tauromaquia y como domador de potros salvajes. Estas aficiones las venía cultivando desde su más tierna juventud y siguiemdo la tradición de sus abuelos paternos y maternos.
Augusto realizó sus estudios primarios, secundarios y superior en su ciudad natal. Fue un docente de la Educación Primaria y en cumplimiento de su misión educativa le tocó recorrer los diferentes lugares de la Provincia de Grau, formando a los niños del mañana, finalmente venía laborando en la comunidad Campesina de Piyay, del distrito de Pataypampa, desempeñándose como director y docente de aula.
Asimismo fue un gran aficionado de la herranza de caballos, el trenzado de lazos, de riendas chapeadas, entre otras actividades,pero sobre todo se distinguió en la doma de caballos briosos,lo que iba aparejada con la actividad del arreo de los ganados bravos para la corrida de toros, demostrando su talento y habilidades para que se realice de la mejor manera dicha faena
En el aspecto cultural, fue muy amante y bastante fanático de la música y canto grauinos y apurimeños en general y que los venía cultivando con mucha dedicación para mantener viva y latente nuestra identidad cultural , nuestras tradiciones y costumbres apurimeñas, hasta encontrar una trágica muerte, que significó el fin de todo.
En el aspecto político, ha sido un buen líder, que siempre ha resaltado y sobresalido en los distintos eventos, dirigiendo y formando líderes para la competitividad y la promoción de nuestro desarrollo regional.Augusto siempre tuvo una gran vocación de servicio, que lo puso de manifiesto más que todo en nuestra comunidad grauina,especialmente en el barrio donde residía y en la comunidad donde desarrrollaba su trabajo docente, de igual manera brindaba asesoramiento a otros dirigentes para prosperar y seguir hacia adelante.Amó siempre la superación personal para servir mejor a la comunidad,por ello fue un inconforme. También anhelaba ser alcalde de la Provincia de Grau para servirlo mejor,contribuyendo a la solución de sus problemas concretos.
Finalmente, un 25 de septiembre del año 2002 dejó de existir ,en una tragedia muy lamentable y dolorosa, acometido por un toro matrero en el coso de Upiro, situado a escasos kilómetros de la ciudad de Chuquibambilla, una media hora a pie y 10 minutos en carro. Aquel dia aciago,Upiro celebraba su fiesta patronal en honor de Nuestra Señora de La Merced.Fue despedido por sus seres queridos y por la gente del pueblo entre lágrimas, sollozos y penas. Ahora sus hijos son profesionales. Su hija mayor es enfermera y el segundo, ingeniero civil y la menor aún sigue en la universidad, aunque ya le falta poco para concluir sus estudios. Max Augusto ,desde el más allá vela por el progreso de su pueblo.Que de dios goce y en paz descanse.
FOTOS:
1.-Primera,superior, la viuda y los hijos del difunto Max Augusto Cruz Valle figuran en compañia de otros parientes cercanos.La señora Nilda aparece luciendo un vestido violeta,flanqueada por su padre y su hijo.
2.- Un torero caido es embestido por el toro.Esta foto no corresponde al torero Augusto, solo pretende dar la idea de como fue igualmente acometido por uno similar en el coso de Upiro.
3.- El señor Nicomedes Valenzuela Barreto aparece junto a sus hijas y nietas. La segunda ,de izquierda a derecha, es Gladys,la autora del presente articulo; la tercera es Ana,la cuarta y la quinta son las hijas de la señora Nilda,la viuda de Augusto,que aparece en el extremo izquierdo,luciendo su vestido violeta.
4.- Augusto posa montado en su caballo blanco,junto a su suegro Nicomedes,que cabalga en un caballo negro.
5.- Augusto aparece solo,montado en su caballo blanco, allá en su tierra de Grau,Apurimac,Perú.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Néstor Barsallo Campojó, el perseguido aprista en 1932.







Autor: Ramiro Sánchez Navarro.
Néstor Barsallo Campojó fue un luchador social, de filiación aprista, quien en varias oportunidades puso en riesgo su vida, sufriendo "largos años de persecución, cárcel, y fugas" a causa de su credo político en aras de la justicia social en el Perú y en toda América Latina, habida cuenta que el APRA es un movimiento continental, con sus cinco puntos programáticos:
1. Acción contra todo imperialismo
2. Por la unidad política de América Latina
3. Por la nacionalización de tierras e industrias
4. Por la internacionalización del canal de Panamá.
5. Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo
Don Néstor vio la primera luz de este mundo en un apartado pueblito del departamento de Amazonas, de nombre Ocallí, un 6 de febrero de 1884. Su advenimiento al mundo se había producido en una época muy difícil para el Perú, cuya capital aún se hallaba ocupada por las tropas chilenas, como resultado de la llamada Guerra del Pacifico que enfrentó a Chile, Solivia y Perú (1879-1884) y que nos fue totalmente desfavorable. Gobernaba el Perú don José Miguel Iglesias con el apoyo de las bayonetas chilenas, hecho que trajo a colación una guerra civil entre él y sus partidarios y las que jefaturaba el general Andrés A. Cáceres, quien finalmente logró derrocarlo. Su madre, doña Petronila Campojó Goycochea, natural de Ocallí, había ligado su vida y su destino a la de don Belisario Barsallo Díaz, a quien podemos tipificar como un romántico y audaz aventurero, que había amasado una considerable fortuna en las selvas loretanas y en la ruta hacia la cosía, es decir a Chiclayo, partiendo de Iquitos, había pasado por Yurimaguas, Moyobamba, Chachapoyas y Ocallí... Allí lo aguardaba el pérfido y traidor Cupido. Don Belisario quedó prendado de doña Petronila, con la que procreará a su hija Isolina.
Tras concluir sus estudios primarios en su pueblo natal se traslada en compañía de sus padres a la ciudad de Chota, donde prosigue sus estudios secundarios, nada menos que en el afamado colegio San Juan de Chota. Los padres siempre pensando en la superación de los hijos deciden trasladarse a Chiclayo, donde don Belisario compra una cómoda residencia, que luego será conocida como la "Quinta Barsallo", la cual deja como herencia a sus dos hijos, es decir a don Néstor y doña Isolina,
Cuando el joven Néstor concluye satisfactoriamente sus estudios en el colegio San Juan de Chota, pone de manifiesto su interés por estudiar medicina humana, especialidad que solamente era impartida en la Escuela de Medicina de San Fernando, perteneciente a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Sus padres deseosos de ver al hijo convertido en galeno, deciden apoyarlo y con este motivo don Néstor y su padre viajan a Lima, Tras largos años de paciente estudio, el joven estudiante al fin ve coronado por el éxito sus esfuerzos. En 1914 obtiene su título de médico. En Lima tiene la oportunidad de presenciar la caída del gobierno de Guillermo Billinghurst (1912-1914), que el 4 de febrero encabezara el entonces coronel Oscar R. Benavides. En la capital de la república se informa asimismo del estallido de la gran Guerra Mundial (1914-1918).Como apenas obtiene el titulo retorna a Chiclayo para ejercer su profesión. En su gran residencia, ubicada en la tercera cuadra de la calle Santo Domingo, hoy conocida como Juan Cuglievan, establece su consultorio médico y la "Botica América", bien surtida de medicamentos traídos ex profesamente de Europa. En 1918 el joven médico contrae matrimonio con la dama cajamarquina, natural de la provincia de Santa Cruz, Rosa Burga Maradiegue, de cuya unión fueron sus hijos: Rosa (1919), Néstor (1921), Carlos (1924), y José (1924).Por desgracia, la felicidad de don Néstor duró muy pocos años, 10 en total, pues en 1928 su esposa muere a causa del carbunco, enfermedad que para esa época resultaba mortal. Viudo, joven y sin ningún compromiso sentimental, concurre noche a noche el aristocrático Club de La Unión de la ciudad de Chiclayo, donde le toca alternar con simpáticas y guapas damas del lugar. De nuevo el amor toca a las puertas de su corazón y cuando él se halla nuevamente en proyectos de tipo conyugal, recibe la importante visita de Alcides Spelucín y Antenor Orrego Espinoza, quienes aparte de estar unidos por su militancia en el APRA, son también parientes. Pues Orrego se había casado con la hermana de Spelucin. No se ha podido precisar el año y la fecha exacta de este encuentro que marcó la vida del médico, pero todo hace suponer que ello debió ocurrir tras el derrocamiento de Augusto B Leguía (22 de agosto de 1930) por el comandante Luis M Sánchez Cerro, que trajo como resultado una apertura democrática. Hay que recordar a propósito que desde 1923 el fundador y guía del aprismo, Víctor Raúl Haya de la Torre, se encontraba en el destierro precisamente por el gobierno de Leguía. El 20 de setiembre de 1930, se funda el Partido Aprista Peruano y a raíz de la convocatoria a elecciones generales, los apristas en el Perú, lanzan la candidatura de Haya, que se hallaba aún en Europa (Alemania) en calidad de desterrado. La fundación del Partido Aprista Peruano, implica todo un trabajo de organización y de reclutamiento de militantes. Estuvieron abocados en esta tarea, Manuel Jesús Arévalo Cáceres, Antenor Orrego Espinoza, Alcides Spelucín y otros, en el denominado "Sólido Norte", que tenía como base la ciudad de Trujillo, cuna del fundador del aprismo. Los apristas fundadores se encontraban abocados al establecimiento de células en todo el país, principalmente en las capitales departamentales. Es en este contexto que el médico Néstor Barsallo Campojó abraza la causa aprista, la cual según versión de su hijo José Barsallo Burga será rubricado con una gran comilona en su mansión chiclayana, a donde se dieron cita las personas más notables, que acudieron a pie y a lomos de bestia. Por aquellos tiempos aún no existía los automóviles, etc. Tras su conversión, don Néstor pasó a integrar la primera Célula Central del Departamento de Lambayeque, la cual tenía como Secretario General a Juan José Lora y lo conformaban además Medardo Revilla, Manuel Senmache Sánchez, Américo Manay, Luis Sialer, César Montoya, Álvaro Zurriarán, Otón Manay, Roberto Barboza Oliva y C. Carril Muñoz.
Al producirse las elecciones generales el 11 de octubre de 1931, el Partido Aprista, que había lanzado como candidato a la presidencia de la república a Víctor Raúl Haya de la Torre, quedó como la segunda fuerza política nacional. No obstante ello, trajo el desaliento y el descontento aprista, que acusó de fraudulenta la victoria del candidato Luis Miguel Sánchez Cerro, que salió ganador por el partido la Unión Revolucionaria. Desde entonces se desencadenó una sangrienta y destructora rivalidad entre estas dos fuerzas políticas.
A raíz del levantamiento aprista en Trujillo, ciudad norteña, ocurrido un 7 de julio de 1932, el Perú entró en estado de conmoción social. Aquella madrugada, Manuel Barreto Risco, miembro del partido aprista, conocido como "Búfalo Bárrelo", por propia iniciativa y, en consecuencia, sin dar parte al Comando Regional del PAP, él, y sus partidarios, se lanzaron al asalto del cuartel Ricardo O'Donovan que corresponde a los 32 división de Infantería.
Como resultado de este asalto, encontró trágica muerte "Búfalo" Barreto y un grupo de militares y policías murieron. El APRA insurgió con las armas en la mano, para derrocar mediante una revolución al gobierno de turno. Empero, la represalia no se hizo esperar. Trujillo fue declarado en estado de emergencia, muchos apristas y sospechosos fueron fusilados, la ciudadela fue bombardeada por los aviones de la FAP y por los barcos de la Armada, para aplastar la rebelión La noche del 7 de julio el c. Manuel Barreto Risco al mando de unos 200 hombres asaltó el cuartel O'Donovan con el objeto de conseguir armamento para el levantamiento, al amanecer del día siguiente se había tomado el cuartel pero habían caído Manuel Barreto y Juan Delfín Montoya, muerto el primero y herido el segundo, habiendo tomado el mando uno de los jefes de grupo, Alfredo Tello Salavarría, se distribuyó las armas capturadas y se marchó a la ciudad. Murieron 17 c.c. y fueron heridos 12.
Una vez en la ciudad, se rindieron los cuarteles de la G.C. y del Cuerpo de Seguridad, se tomó la Prefectura y el Comité Departamental del PAP, nombra al c. Agustín Haya de la Torre, hermano de Víctor Raúl, Prefecto. Se designan autoridades y se busca sublevar las haciendas azucareras aledañas. Enterado Sánchez Cerro envía a su cuerpo de élite, el 7mo. de Infantería, para dominar la sublevación, el 9 de julio en la batalla de La Floresta las fuerzas revolucionarias los derrotan. El gobierno de Lima reacciona con toda furia, en ningún momento intenta dialogar y ordena el envío de tropas y el bombardeo aéreo a la ciudad. Las tropas revolucionarias con coraje, entusiasmo y pocas armas se atrincheran, el 10 de julio se produjo el ataque a Trujillo, por tierra y por aire. Las fuerzas revolucionarias resistieron todo el día hasta que en la noche se replegaron hacía la sierra, donde el comando revolucionario esperaba continuar la lucha.
Producida la caída de la ciudad la represión fue sangrienta, fusilaron sin juicio de por medio a los combatientes heridos, luego de casa en casa fueron sacando a hombres y niños para fusilarlos, el terror fue tal que un comité de damas trujillanas de la burguesía fueron a pedir al comandante de la plaza, Crl. Ruiz Bravo, detenga la matanza. Fueron 6,000 los bravos trujillanos que fueron fusilados en fas ruinas de Chan Chan y que murieron con el brazo en alto y el SEASAP en sus labios y en su corazón. Nunca los olvidemos, son nuestra herencia y ejemplo de decisión, consecuencia y valentía. (Tomado de "Voz Militante" N° 6, vocero del grupo "Siglo XXI, Haya Vive"). Cuando se produjo la masacre de Trujillo, don Néstor se encontraba en Lima. Sobre el particular su hijo José Barsallo Burga expresa:"En 1932 fue apresado por primera vez y remitido al Sexto, en Lima, junto con Medardo Revilla y Juan José Lora. Después de la amnistía decretada por Benavides por dieciocho meses regresó a Chiclayo" (Documento inédito:¿Por qué mi deportación?) La amnistía nacional otorgada por el nuevo gobierno, del general Benavides, fue dada por ley, promulgada el 9 de agosto de 1933. Don Néstor Barsallo pasó el año 32 y parte del 33 en la capital de la república; retornó a Chiclayo, donde estaba fijada su residencia y ejercía su profesión de médico, en la llamada "Quinta Barsallo", la que fue confiscada por el gobierno; y, en donde, años después, se llegó a construir el Mercado Modelo de esta ciudad Norteña. Deseoso de contribuir a la causa revolucionaria aprista abandona Chiclayo y se interna en la sierra cajamarquina con el propósito de reclutar gente armada para continuar con el alzamiento revolucionario. De allí que su hijo José, a quien estamos citando, asevere;"En actitud rebelde y beligerante, mi padre se encaminó a la sierra oeste de Cajamarca", por donde , en 1933, había pasado el autor de sus días en forma silenciosa y clandestina, puesto que "su intención era esencialmente subversiva, quería comprometer a los Díaz, de Cutervo; a los Benel, de La Samana; a los Villacorta, de Chota y Alvarado, de Santa Cruz y a otros compañeros, gente armada y de armas tomar. Enterada la policía del hecho y de su presencia en Santa Cruz, lo apresaron inmediatamente y ordenaron su inmediato traslado a la cárcel de Cajamarca. Ya en ella no encontró otra solución que la fuga. Había que prepararía y realizarla. Perfectamente orientado y conociendo la ubicación de la cárcel, en dos momentos acudía al baño. Con la punta de un desarmador raspaba la unión de los ladrillos que se encontraban en la parte posterior del water. El polvillo era recogido y trasladado en un pedazo de papel de periódico para hacerlo desaparecer en otro lugar. Esta tarea se prolongó por varios días hasta lograr aflojar varios ladrillos que volvían a ser colocados en su lugar. Un día salió por el espacio preparado con un amigo y compañero. Tal como habían calculado cayeron al río, que pasaba por la espalda de la cárcel. Nadando se alejaron de ella sin ser inmediatamente advertidos. Posteriormente una larga caminata los llevó al departamento de Amazonas, concluyendo su fuga en la provincia de Luya, distrito de Ocalli, tierra natal suya y de su madre" (Documento: ¿por qué mi deportación?)
En efecto, don Néstor eligió el pueblo de Ocallí que, por aquella época, albergaba unas cuantas familias, que han dejado descendencia como son los Guadalupe, los Campojó, los Piedra, los Aguilar, los Vega, los Alva, Novoa, Rodríguez, Cubas, Villalobos, etc. Alberto Tauro del Pino, en su obra titulada "Enciclopedia ilustrada del Perú", tomo cuatro, sostiene que el distrito de Ocalli, según el censo de 1940 contaba con 1359 habitantes. En 1961 esta población ascendió a 2187 y en 1972, a 2373. En 1981 fue de 2541. (Editorial Peisa 1987). EI pueblo de Ocalli, capital del distrito de igual nombre, se ubica a 1754 metros sobre el nivel del mar y en la parte Nor Occidental de la provincia de Luya, próximo al rio Marañón, que sirve de frontera natural entre los departamentos de Amazonas y Cajamarca. Ocalli es un distrito amazonense, cuyo clima es templado-cálido, de aire seco, aunque en las mañanas hace sentir un poco el frío. Este distrito ocupa un flanco de la Cordillera central de los Andes y limita con otros distritos de la misma provincia de Luya como son: por el Norte, con Conila; por el sur con Ocúmal; por el este, con Colcamar y por el oeste, con Camporredondo.
En Ocallí, lo esperaban sus parientes más cercanos, aunque su madre, doña Petronila Campojó Goycochea, y su hermana Isolina, seguían radicando en Chiclayo Después de algunos días de caminata, por los intrincados caminos que van de la costa a la sierra, Don Néstor arribó a Ocalli.
Como apenas llegó, se alojó cómodamente en la casa de don Secondino Guadalupe, hermano mayor de don Teodosio Guadalupe Campojó, nacido este último un tres de abril de 1878, en Ocalli; cuando el país era gobernado por el general Mariano Ignacio Prado. En su nueva residencia, él recién Negado, estableció su consultorio médico, cuya puerta de dos hojas de madera, daban a la calle principal; en la primera planta estaba su dormitorio. Los hijos de su pariente Secondino, las hermanas Guadalupe Vega, se encargaban de atenderlo, a cual más; nos referimos a Rosa Amelia, Mercedes, Clorinda, Dulmira, Virginia. Ellas colaboraban del mismo modo que lo hacían sus hermanos, Reinaldo y Artidoro, hijos igualmente de don Secondino. En 1933, a los 49 años de edad, se hallaba como refugiado aprista en su tierra natal. Se caracterizaba por su trato gentil, medía un metro 75 de estatura, contextura regular, blanco; vestía temo negro, camisa blanca. No utilizaba anteojos y se caracterizaba por su pelo ondulado tal como se podrá apreciar en las fotos. Durante su permanencia en el pueblo de Ocallí se había abocado a dos labores que, en alguna medida se complementaban como era atender en sus necesidades de salud gratuitamente a la gente del lugar y realizar proselitismo político a favor del APRA, que por aquel tiempo, era una doctrina política novísima. Realizar estas dos tareas entre los ocallinos, le granjearon la adhesión y el aprecio del pueblo. Pronto el doctor Barsallo Campojó, se había ganado la reputación de hombre "muy servicial". La gran mayoría de los ocallinos lo miraban con simpatía y siendo mucho de ellos parientes suyos, no podían menos que sentir un sano orgullo de serlo. Por otro lado, su labor de propagandista político había posibilitado ganar adeptos al aprismo; pero, del mismo modo, y en contrapartida, se había ganado al odio y el recelo de los llamados "Civilistas" y "Sanchezcerristas", entre quienes figuraban los señores Ezequiel Guadalupe Santillán, Leoncio Vega Guadalupe, Pacífico Vega Torres y Roberto Caro Mendoza.
A medida que los días pasaban la prédica de don Néstor iba prendiendo en la mente de los pobladores y seguramente, consciente de su condición de perseguido, y temeroso de ser apresado y quizás muerto por sus captores, se había abocado a la tarea de instruir a sus partidarios sobre lo que deberían hacer para liberarlo en caso de producirse su captura. En Ocallí se asegura que muchas de estas reuniones se realizaban en secreto y a puertas cerradas, en la casa de algún miembro, ganado al aprismo, gracias a la prédica, persuasiva y convincente, de don Néstor Barsallo, de quien se dice que concurría a las reuniones disfrazado de mujer. Doña Elvira Guadalupe se encargaba de prestarle sus prendas como son pañolón, falda y sombrero. Según doña Emilia Guivin Campojó, testigo de este acontecimiento, asegura que su pariente don Néstor estuvo cerca de dos meses en Ocallí, viviendo con toda normalidad, entregado a sus quehaceres médicos y actividades políticas y como lo señala don José Barsallo Burga "(para su padre) todo había concluido aquí (en Ocallí) rodeado de amor y solidaridad, más la persecución debía ser inclemente con el fugado. Ubicado, un día ingresaron a Ocallí cuatro policías al mando de cabo Ortiz con vestimenta de paisanos. Al día siguiente, muy temprano, Néstor Barsallo fue nuevamente apresado" (documento: ¿porqué mi deportación?). Esta posibilidad, de ser capturado por la policía, fue tomando forma cuando los contrarios a la política aprista se empeñaban en capturar, mediante redadas, a quienes consideraban elementos subversivos. El Gobernador Federico Vega Guadalupe, miembro del partido oficialista, la Unión Revolucionaria (UR) y Pacifico Vega Torres se tomaron la tarea de entregar las fotos de los sospechosos a los gendarmes en acatamiento a lo dispuesto por la autoridad de política del departamento de Amazonas el teniente coronel Jacinto S. Ibarra, siendo subprefecto de Luya don Alberto Ostolaza, quien fue sustituido en Diciembre de 1933 por don Elias Humberto Donayre (El Peruano, Lima martes 19 de diciembre de 1933). Se afirma que estas fotos fueron entregados a la policía en Chachapoyas por dichas autoridades ¡ya que, por aquel entonces, las inscripciones para la boleta y el canje de la misma por la libreta militar se realizan en dicha ciudad. Y también se afirma que el chachapoyano Calixto Herrera Chumbe, consumado músico (8 de octubre de 1905 - Chachapoyas 31 de Julio de 1987), las tomaba a la gente de Ocalli, cuando visitaba este pueblo con motivo de la feria patronal que se realizaba en octubre, en honor de San Simón.
SE PRODUCE LA CAPTURA
La Jefatura policial de Luya, con sede en Lamud, envió a Ocallí un contingente policial, conformado por un cabo y tres guardias. Se dice que el cabo era Chotano y respondía al nombre de Artemio Ortiz A. (1899-1933). Estos datos se han tomado de la obra del general de la Guardia Civil Rómulo Merino Arana "Historia Policial del Perú en la República". Esta policía llegó al pueblo de Ocallí, con un guía que era de Tacabamba, un pueblo y distrito de Cajamarca, perteneciente a la provincia de Chota. El señor Teodosio Guadalupe Alva asegura que este guía era un peón de la hacienda San José del Rejo, propiedad de Damián García. La policía lo había tomado como guía en Cocochillo (Camporredondo), pueblo habitado por gente de Cajamarca, siendo uno de ellos el mencionado peón. Lo cierto es que los comisionados arribaron al pueblo de Ocallí disfrazados de campesinos. Previamente se habían entrevistado con el Gobernador, lo cual se hizo en secreto y en privado. Como medida de precaución dos policías se quedaron a la entrada del pueblo de Ocallí como indispensable reserva y los dos restantes se adentraron en el pueblo con el deliberado propósito de capturar al médico. A eso de las ocho de la mañana, cuando el Dr. Néstor Barsallo Campojó daba comienzo a sus actividades médicas, en su consultorio, los dos policías le tocaron la puerta. Doña Rosa Amelia, una joven casadera, de 25 años de edad, que era su principal ayudante, les abrió la puerta del consultorio. Ante ella estaban los dos guardias civiles, emponchados; calzaban llanques y dos de ellos exhibían sombreros de paja toquilla en la cabeza; el tercero pretextando encontrarse enfermo, se había amarrado la cabeza con un pañuelo blanco. Con los ponchos, que les llegaba más abajo de las rodillas, la asistente del Doctor no pudo advertir oportunamente los fusiles, que portaban ocultos, bajo aquellas prendas, que utilizaban igualmente para protegerse del frío mañanero.
- Señorita, traemos este enfermo para que, por favor, el doctor lo cure- dijo el cabo, con la voz humilde.
- pasen por favor, - les invitó Rosa Amelia, que vestía falda y blusa y exhibía su peluca de pelo ondulado, al tiempo que les franqueaba el ingreso.
Los dos ingresaron, el cabo le preguntó al hombre que se hallaba sentado en la banca, de nombre Rómulo Gil, natural de Celendín mientras la asistenta, antes de entrar momentáneamente al consultorio, les inquirió:
- No soy el médico, el está adentro - respondió el interpelado.
- Ustedes, ¿de dónde vienen? - preguntó a su turno la asistenta.
- Señorita, nosotros estamos viniendo de Conila. Hemos venido en busca de trabajo, y en eso, nuestro compañero se nos ha enfermado - respondió el cabo.
A los pocos instantes el doctor Barsallo salía a la sala detrás de Rosa Amelia.
- ¿Qué tiene el enfermo? - Preguntó al tiempo que se acercaba al que estaba con el pañuelo ceñido a la cabeza, con el objeto de examinarlo.
- No tengo nada, doctor. Estoy sano y fuerte - exclamó sonriendo,
- Cayó en la trampa, doctor-Dijo el cabo y añadió:- Dése por preso. Ahora nos tendrá que acompañar a la gobernación. Usted está pedido por la justicia.
- Y de qué se me acusa?- inquinó el médico, mirándolo fijamente
- A usted se le acusa de subvertir et orden. Usted forma parte de esa secta asesina que se llama Apra. Así que vamos, ¡camine! ¡Qué bien que lo hayamos vuelto a capturar!.
El doctor no profirió palabra alguna y flanqueado por sus captores, se encaminaron a la gobernación, donde la autoridad le hizo un atestado por subvertir el orden y ser enemigo del pueblo. Un tiro de fusil Máuser atronó el aire en clara señal que el perseguido político ya estaba capturado. Era el mensaje acordado entre policías. Así los que aguardaban a la entrada del pueblo se enteraron que la misión había resultado todo un éxito.
Tras la momentánea estupefacción, la señorita Amelia Guadalupe Vega y Rosa Guadalupe Noriega, primas entre sí, reaccionaron y comenzaron a correr la voz por el pueblo, entre sus amistades y parientes, de la captura del doctor y de la necesidad de liberarlo, porque su vida estaba en peligro.
Aquel día, el doctor permaneció preso en la gobernación, fuertemente custodiado por los policías.
Entretanto, la gente se hallaba entregada a sus actividades habituales como era cultivar las chacras. José Barsallo Burga anota que "algunos lugareños, paisanos y familiares decidieron tomar la justicia por sus propias manos y armados salieron para rescatarlo. La extraordinaria Amelia Guadalupe los buscó, reunió y estimuló: ¡De Ocallí no sacan a nadie sin permiso del pueblo! Afirmaban en voz alta, después de haber ingerido una buena dosis de aguardiente". A eso de las 4 de la tarde, cuando la gente retornaba a sus casas, tras efectuar las faenas agrícolas, ya con el cielo nublado y lluvioso, recibieron la desagradable noticia, Cerca al panteón, en el Barrio Olivares, doña Amelia Guadalupe Vega, sus hermanas y doña Rosa comenzaron a reunir a ia gente, quienes se mostraban un tanto nerviosos y medrosos. Al notar tal estado de ánimo, doña Amelia se sintió disgustada y queriendo devolverles el ánimo, a los congregados, se puso a arengarlos:
- ¿Qué les pasa a ustedes? ¿por qué se acobardan? El doctor está preso y su vida peligra. Hay que salvarlo a como dé lugar. ¿No son hombres acaso? Si no son hombres, entonces denme a mí los pantalones que llevan y yo les doy mis polleras. Verán que yo me voy adelante. El doctor no tiene por qué ir preso. ¡ El es muy bueno!.
Las palabras de la dama, que se mostraba exaltada, pronto comenzaron a sentir el efecto que ella y sus hermanas estaban aguardando.
- No hay problema. No tenemos porqué darte nuestros pantalones. Los tenemos bien puestos - dijo uno de ellos y agregó: -ya veremos la forma de salvarlo. Entonces por el éxito de nuestra bella empresa bebamos-exclamó Amelia.- La chicha de jora, servida en pate, comenzó a circular de mano en mano. La gente bebía con avidez y fruición la dulce y embriagante bebida, sin imaginar que en ella, las astutas damas habían echado pólvora para mezclarlo. En esa reunión acordaron conseguir la libertad del doctor Barsallo, quien se hallaba en la gobernación custodiado, aunque sin las ataduras en las manos, lo cual le permitía mantenerlas libres. Estaba visiblemente preocupado y para calmar su nerviosismo fumaba cigarro tras cigarro, paseando por el largo pasillo interno de la gobernación.
Los airados pobladores, estimulados por la chicha y las palabras de aliento de las damas, ahora si estaban dispuestos a jugarse la vida para rescatar al doctor del poder de la policía y para lo cual todos y cada uno de ellos disponían de sus carabinas a fin de disparar al grupo, a la comisión policial, encargada de transportar al preso a Cajamarca, por el viejo camino de herradura que desde et pueblo de Ocalli pasaba por los otros pueblos de Quispe, Camporredondo, Cocochó, Guadalupe, Puerto San Francisco, que posibilita el paso del río Marañón; luego continua la ruta de Pión, La Ramada, Lucma, Tacabamba, Chota, Chiclayo , y por último, Cajamarca, utilizando 6 días de tedioso como penoso viaje a pie, a lomos de acémila. Antonio Raimondi, tras señalar que visitó la ciudad de Cajamarca, las minas de Hualgayoc, traza la ruta entre Chota y Ocalli: “"me dirigí en seguida hacia la ciudad de Chota, bajé a Tacabamba, y después pasé a Pión, Desde este pueblecito bajé a la profunda Hoya del Marañón, el que atravesé sobre una balsa, para pasar al vecino departamento de Amazonas. Visité de paso los pueblos de Cocochó, Ocalli, Colcamar, etc. Y llegué a la ciudad de Chachapoyas, que es la capital del departamento" (El Perú, Lima 1956:104,11.)
En el espacioso patio de la gobernación, pese al mal estado del tiempo, se hallaban agolpados los pobladores que clamaban por la libertad del detenido. Allí, cuatro bestias ensilladas, aguardaban a los tres policías y al doctor, que deberían montarlas. Momentos previos a la partida doña Amelia Guadalupe Vega entregó al doctor un sombrero de paja toquilla, de alas anchas y faldonas y un poncho, ambas prendas blancas, de tal modo que al ser puestas por él, pudiera ser reconocido fácilmente desde lejos por sus partidarios, quienes así evitarían herirlo en caso de refriega.
De la gobernación, el preso fue sacado por la policía hacia el patio, donde le aguardaba una mula ensillada. La gente que se había arremolinado frente al local de la gobernación era "todo un llanto” al decir de nuestros informantes. Lloraban y pedían a los policías y al gobernador que lo dejaran en libertad, ya que el "doctorcito" les hacía mucha falta. Pero las voces suplicantes de la gente caían en un saco sin fondo. Luego lo hicieron montar. La voz del cabo se dejó oír autoritaria, con la orden perentoria: - ¡Escalante, atrácale a ese cholo!.
El policía, en silencio, amarró, con una soguilla de cabuya las dos manos del preso, hacia delante; ya que, por ese entonces, no existían los grilletes. Acto seguido, Escalante, el Guardia Civil, montó en su cabalgadura, tomando las riendas de la mula del preso y encabezó la marcha. Tras del sentenciado iban los dos policías, siempre en estado de alerta, atentos a cualquier movimiento. La tarde iba muriendo poco a poco. El sol estaba oculto tras los negros nubarrones cuando la cabalgata emprendió la partida de la casa del gobernador hacia Cajamarca. Cuando el grupo de viajeros ya habían recorrido un largo trecho, de pronto se desencadenó una torrencial lluvia, que los puso en serios apuros. Los captores del doctor Barsallo pensaron entonces que con tan mal tiempo no era posible seguir adelante. Pese a las incomodidades de la lluvia, los guardias estaban entusiasmados con la importante captura que, con seguridad, les posibilitaría los ascensos a los grados inmediatos superiores y las condecoraciones respectivas.
Después de una hora de cabalgata bajo una lluvia persistente, arribaron a Goñoche, punto intermedio entre los pueblos de Quispe y Ocallí. El primero un anexo del segundo. Allí, en Goñoche, se encontraban un grupo de ocallinos, armados de sus viejas escopetas, quienes tomándoles la delantera, se habían atrincherado, y se mantenían ocultos y dispersos sobre y bajo el camino de la quebrada para dar la sorpresa a los policías. Josías Altamirano Guadalupe escribe al respecto: "por una falla del vigía, la lluvia, luego de una larga espera, salieron casi todos de sus escondites dándose con la sorpresa de encontrarse frente a frente con la fuerza policial que conducía su cautivo, el doctor Barsallo. Se produjo un desbande por el retumbar de los fusiles Máuser. Pero el destino no quiso que se cumpliera el macabro designio de llevar al doctor "vivo o muerto". La escasa fuerza de defensa encontró su ocasión cuando el cabo Ortiz trató de atacar por el norte. Un certero disparo salido de su enmohecida escopeta del puesto de Goñoche, acabó con su vida; librándose el autor del disparo, milagrosamente, de la nutrida descarga de los rabiosos Máuser de la policía".
Entre los atrincherados figuraban Víctor del Castillo Guadalupe, Abelardo Maldonado Chávez, Asunción Campojó Guadalupe, Josías Altamirano Olascoaga, Lázaro Aguilar Campojó, Oscar Guadalupe Arce, Salvador Campojó Guadalupe, Fernando Cruzalegui Pérez, natural de Quispe; Marcelino Novoa Quiroz, José Dolores Cubas Campojó, Reynaldo Guadalupe Vega, Ricardo Villalobos Campojó, Celso Felipe Guadalupe Noriega y otros más.
En Goñoche, la policía escuchó vivas al doctor Barsallo y amenazas para sus captores. El cabo, jefe de la brigada, con el arma en ristre comenzó a hurgar por donde creyó oír el vocerío, para dispararles. Al pasar cerca de uno de ellos, de Josías Altamirano Olascoaga, mocetón de unos 25 años, no advirtió su presencia. Este que se hallaba escondido bajo unos montéenlos, aprovechando la cercanía del cabo, no dudó un instante para pegarle un tiro de carabina, de aquellas de chimenea. La bala asesina había ingresado por su costado izquierdo, incrustándose finalmente en el corazón del policía, quien alcanzó a lanzar un grito de dolor, seguido de un "ya me jodieron", cayendo de bruces sobre el suelo mojado por aquella lluvia infernal. Desde que se produjo la muerte del policía, Goñoche, escenario de la tragedia, fue bautizado por el pueblo como "Cabo guañuna, es decir "lugar donde el cabo murió". Luego de esos dramáticos instantes, continuaron en sus escondites los rebeldes Ocallinos, esgrimiendo sus armas. La inesperada muerte del cabo, por uno de los partidarios de don Néstor Barsallo, impulsó a los policías a cobrar venganza y a tomarse la justicia por sus propias manos. En consecuencia, lo bajaron de la mula, quitándole las amarras de las manos. Este acto, de quitarle tales ataduras, fue inicialmente para dar la apariencia de que el doctor iba a ser puesto en libertad por los policías ante el reclamo airado de los hombres alzados en armas. Mas, cuando la vida de dichos policías fue igualmente amenazada, puesto que desde los montes les gritaban de que los iban a linchar entonces los custodios del orden le colocaron el cañón de sus respectivos fusiles sobre las sienes del preso para "volarle los sesos". Don Néstor, que ya comenzaba a darse por muerto, apartó los cañones de los fusiles Máuser de sus sienes cuando dos detonaciones de bala atronaron y hendieron los aires. Los dos guardias civiles se sintieron acobardados, cuando pensaron que una acción de esa naturaleza les podría haber costado, igualmente, la vida a manos de los enfurecidos partidarios del cautivo doctor.
-Si me matan, tengan por seguro que ustedes tampoco saldrán con vida de aquí. Yo tengo mucha gente apostada en los caminos. Así que piénsenlo bien. Tengan presente que si no me matan, ustedes tampoco se han de morir. Y ustedes tienen familia, la que ha de vivir en el desamparo y les han de llorar si cometen la tontería de matarme.
Un temor repentino se apoderó de los guardias, quienes se sintieron de verdad aliviados de que las balas de sus fusiles hubieran disparado al aire y no al preso, gracias a que el sentenciado desvió con las manos los cañones de los fusiles de las sienes. Sintieron temor, que se fue convirtiendo en pánico, cuando pensaron en las terribles consecuencias que se habrían desencadenado si el doctor Néstor Barsallo hubiese muerto baleado por ellos. El grito de los rebeldes resonaba en los cerebros de los guardias civiles o "huayruros": "si no lo sueltan acabaremos con todos". Temían morir linchados por aquella gente enfurecida, que en mayor número, según los rumores y noticias propaladas por el propio doctor Barsallo y los lugareños, los aguardaban en el pueblo de Quispe para no dejarlos pasar. El grupo de atrincherados, de Goñoche, juzgó conveniente y oportuno enviar una nota a los policías, con el señor Lázaro Aguilar, la cual decía literalmente: "Si no lo sueltan al doctor, ni un policía pasará el río Huamboya" y como para hacer más dramática la situación, un viejecito del pueblo de Quispe, llamado Emilio Delgado, Íes dijo a los policías que dejaran libre al Doctor Barsallo, ya que la población se hallaba atrincherada en todo el camino, en grupos de a cinco, armados con sus carabinas “hechizas”, es decir fabricadas por los herreros de la zona, "parados los primeros momentos vino la calma. La policía aseguró que no habría incidentes. Luego de las acciones de ley pertinentes, se dio sepultura al cadáver del cabo Ortiz en la localidad de Quispe, emprendiendo el doctor Barsallo su retorno a Ocallí en medio de los vítores y aplausos de su pueblo que lo adoraba”, refiere Josías Altamirano Guadalupe, hijo de quien acabó con la vida del cabo.
Mientras un grupo de pobladores del pueblo de Quispe acompañaban a los policías y al cabo muerto para ser enterrado en este lugar, el grupo de ocallinos tomaban el camino opuesto, con destino a Ocalli. El doctor Barsallo, jinete, de nuevo en la mula, retornaba al pueblo de donde había, en olor a multitud, entre vivas y aplausos atronadores y en medio de sus partidarios, sin importar que la lluvia siguiera cayendo, mojándolos
- ¡Viva el APRA, compañeros!
- ¡Viva!
- ¡Viva el doctor Barsallo!
- ¡Viva el APRA, carajo!,¡ SEASAP, compañeros!¡palmas compañeros!
Así, entre vivas y aplausos, el doctor retornó al pueblo de Ocalli, retomando su alojamiento en la casa de don Secondino Guadalupe. Esta familia era aprista. Identificada con la nueva doctrina de Víctor Raúl Haya de la Torre, estaba conformada, aparte del jefe de familia y su esposa, por sus hijas, es decir por Amelia, Alvina, Clorinda y Rosa Guadalupe Noriega, sobrina carnal de don Secondino, hija de su hermano mayor llamado Teodosio. Aquella noche todo el pueblo de Ocallí brindó por el éxito del rescate. César García Augusto, en su libro "Tiempos de Tiraía" escribe: "Sobre el Dr. Barsallo es conveniente una mención aparte. Natural de Chiclayo (Ocallí), había radicado primero en el distrito de Ocallí, provincia de Luya, del departamento de Amazonas. En el citado distrito cumplió una extraordinaria labor social que le hizo ganar ei respeto y el cariño de sus habitantes, por eso, cuando en cierta oportunidad se presentaron a su casa dos policías vestidos de civil enviados especialmente de Cajamarca con el objeto de aprehenderle, el pueblo, enterado rápidamente, se amotinó y arrebató de las manos de los policías al Dr. Barsallo. La reacción popular fue tan violenta que uno de los aprehensores perdió la vida en la acción". (1992:149)
Se afirma que los policías, tras dormir una noche en el pueblo de Quispe, donde dieron cristiana sepultura al cabo, prosiguieron su viaje hacia Cajamarca. Por aquellos tiempos, el pueblo de Ocalli mantenía un activo comercio con Chota, de donde los ocallinos adquirían telas, sombreros, revólveres, escopetas, municiones, etc. que los chotanos les llevaban, obteniendo a cambio ají, achote, azafrán, tabaco, café, etc. Era la época en que circulaba en el Perú la libra esterlina, unidad monetaria de Inglaterra, la libra peruana y las monedas de plata "blanca", de 9 y 5 décimos.
Al mes de haberse producido la muerte, y el entierro del cabo, a Ocalli arribó un fuerte contingente policial. Se dice que fue un batallón, conformado de 50 policías, que exhumaron el cadáver del cabo para la autopsia de ley y de paso para castigar a los culpables. "La reacción posterior fue brutal. Se desató una terribles persecuciones por parte de la policía que sembró de abuso, hostilidad y bandalaje en la población, obligando al doctor Barsallo y parte de sus fieles seguidores a buscar refugio en las elevadas montañas del distrito de Pisuquia; a orillas del Marañón, sufriendo penalidades y exponiéndose a continuos riesgos por espacio de varios años" (Josías Altamirano Guadalupe).
Entre los pobladores de Ocalli corrió la novedad que, como represalia, por la muerte del cabo, iban a incendiar el pueblo. También escucharon rumores que el gobierno iba a bombardear el pueblo y que con este motivo, los aviones de la Fuerza Aérea sobrevolaron la zona, pero no alcanzaron a ubicar al pueblo de Ocalli, porque un techo de negros nubarrones lo ocultaba de los bombarderos, que retornaron a su base sin conseguir su objetivo. La salvación de Ocalli es atribuido al santo patrón, que obró un milagro, es decir a San Simón. Aunque también dicen que se debió a la gestión del diputado por Amazonas Ricardo Feijóo Reyna, que intercedió ante el gobierno del general Oscar R. Benavides con el objeto de disuadirlo de este propósito. Esto parece tener un asidero en la realidad, puesto que dicho congresista mantenía correspondencia con el señor Teodosio Guadalupe, padre del profesor Carlos Guadalupe Alva, que conserva algunos documentos del doctor Feijóo, los que fueron dirigidos a su padre, en su oportunidad. El señor Ricardo Reyna Feijóo era natural de Chachapoyas; había nacido el 5 de mayo de 1901 y muerto en Lima un 10 de junio de 1964. Fue el que más trabajó por su departamento y a quien más le preocupó los problemas de su comarca como se puede advertir a través de su obras "Cuestiones Constitucionales", "El departamento de Amazonas", "El ensayo monográfico sobre el departamento de Amazonas”. Josías Altamirano Guadalupe escribe: "Muchas fueron las personas, particularmente los ancianos que sufrieron crueles castigos de parte de la policía para arrancarles la información sobre el paradero del doctor Barsallo. Varios fueron apresados y conducidos a la cárcel de Chota y Cajamarca. Fuertes y numerosos contingentes procedentes de varios lugares llegaron a Ocallí. Es probable que de no haberse operado cambios en la política del país, Ocallí hubiese desaparecido como consecuencia de ataques aéreos que estaban proyectándose".
Conviene anotar además que hasta 1934 el departamento de Amazonas carecía de una Corte Superior, pues dependía de la de Cajamarca, como lo indica Ricardo Feijoo Reyna al gestionar la creación de una corte para su departamento: "en el departamento de Amazonas la justicia constituye un verdadero martirio, porque los acusados, testigos, peritos, etc. tienen que ser trasladados desde fugares lejanos hasta Cajamarca, que es la sede del distrito judicial, para los efectos de la llamada audiencia. Muchas veces, por no decir casi siempre, los crímenes han quedado impunes, porque, como el estado no sufragaba los gastos de movilidad, los delincuentes, valiéndose de una serie de influencias, lograban escapar de la cárcel. Amazonas por su situación geográfica, su población, su importancia, en la región del oriente, necesitaba urgentemente la creación de una Corte Superior, por eso ha hecho muy bien la comisión de justicia al presentar el proyecto que se discute".
La Corte de Amazonas, según el proyecto, ejercerá jurisdicción sobre la provincia de Moyobamba y sobre el departamento de Amazonas, La provincia de Moyobamba resulta beneficiada con este proyecto porque se encuentra a menor distancia de Chachapoyas, que Iquitos (diario de los Debates del Congreso Constituyente de 1931. publicación oficial N° 46, Lima, lunes 15 de octubre de 1934).
Temerosa la gente, que estaba comprometida con el alzamiento, con el incendio y bombardeo del pueblo, buscó refugio por diferentes lugares de la región como Caldera, Guadalupe, Collonce, Pircapampa, Camporredondo, Júmet, Kuinto, etc. La policía, en número de 50, como decimos, había llegado al pueblo de Ocalli, que esta vez era casi un desierto, de no ser porque allí se encontraba la gente de mayor edad, lo cual trajo preocupación al gobernador Federico Vega Guadalupe, quién muy preocupado por el desbande de la población, en cierta ocasión le dijo a una de las señoras, de nombre Pancha Campojó:
- no conviene que lo dejen en silencio al pueblo
- Pero si los persiguen para matarlos, entonces la gente no puede estar tranquila con nosotros.
El pueblo de Ocallí se convirtió en una suerte de campamento policial. Se afirma que esta policía venía de Chachapoyas, la cual era atendida por 6 mujeres que les preparaban los alimentos. Ellas eran doña Francisca Campojó Vega, Resfa López, Escolástica Santillán y otras más. La comisión investigadora de la policía procedió a la exhumación de los restos del cabo para la autopsia de ley. Luego de ella, el cadáver fue de nuevo inhumado. Un corneta de la policía dio el toque de silencio. El ataúd fue colocado en el sepulcro para su descanso eterno. La juventud femenina aprista de Ocallí había huido igualmente al monte, la cual estaba conformada por doña Emilia Guivín Compojó, Dulmira Guadalupe Vega, Amelia Guadalupe Vega, Rosa Guadalupe Noriega y la señora Fidelina Guadalupe Santillán.
Cuatro meses don Néstor Barsallo Campojó y sus partidarios anduvieron a salto de mata por los montes. Como no estaba acostumbrado a caminar por la abrupta serranía, el galeno se cansaba de continuo al caminar por aquellas empinadas subidas, entonces uno de sus compañeros de aventuras, don Raúl Aguilar Campojó, hombre joven , alto y fornido, le cargaba a la espalda y así, en sus correrías, podía trasladarse de un lugar a otro. Refiere don Rosendo Pereyra Visalot que cada 8 o 10 días cambiaba de refugio y siempre estaba acompañado de sus parientes Temistocles Guadalupe Campojó. En una temporada se escondía por las montanas de Toromonte, que se ubican al este del pueblo de Ocallí.
A tres horas, caminando a pie, era una montaña virgen, de clima templado, que produce maíz, camotes, fríjol, etc. En ella se internaba en busca de refugio y siempre acompañado por su pariente Temistocles Guadalupe Campojó. Tras una permanencia de 8 a 10 días cambiaba de escondite. Se ocultaba entonces por las montañas de "Pueblo Viejo", que es una zona frígida y se caracteriza este lugar por la existencia de restos de viviendas, hechas de piedra y barro, de forma circular perteneciente a la tribu ocallina, identificada con la cultura Chachapoyas, quienes fueron obligados a dejar su habitat, es decir sus viviendas por los españoles para establecerse en el actual pueblo de Ocallí. Entre los restos de aquellas viviendas prehispánicas, don Néstor Barsallo Campojó y su inesperable pariente Temistocles encontraban el refugio deseado tanto para ponerse a buen recaudo de los policías, que lo buscaban como aguja en el pajar, y de la intemperie, que siempre se muestra implacable con sus aires frígidos y sus lluvias torrenciales.
De este frígido e inhóspito paraje pasaban a las montañas de La Achira sobre el pueblo de Caldera, en el distrito de Collonce, como quien el viajero se va a Pircapampa otro pueblo de esta región. Allí, los dos perseguidos se pasaban una buena temporada, disputándoles las cuevas a las fieras como son los pumas, los zorros y los osos.
En este sector, la gente de Pircapampa y demás pueblos que simpatizaban con la causa de los refugiados, les apoyaban con los alimentos y el abrigo. Don Temistocles cuando les faltaba la comida, de pronto incursionada en dichos poblados, con su habitual disfraz, de un pobre leñatero, que mendigaba un poco de comida entre los pobladores. Pero, apenas escuchaban rumores de que la policía estaba tras de sus pasos, como quien dice "pisándoles los talones", el par de alzados ponían píes en polvorosa y a todo escape se pasaban a las montañas de Huaranguillo, que se ubican en el distrito de Pisuquia una zona de clima templado en su parte alta, en la que sus moradores cultivan frijoles, maíz, camotes, etc., y en sus partes bajas, café, plátanos, yucas, etc. En el pueblo de Ocallí se asegura que don Néstor Barsallo Campojó habiéndose refugiado en las montañas de Toromonte, estuvo a punto de morir presa del hambre, de la inanición. Pues las carabinas que habían llevado para defenderse de sus perseguidores, no les podía servir para cazar animales silvestres como osos, venados, aves, ya que el ruido de los disparos bien podría haberlos delatado.
En esas conmovedoras circunstancias, a don Temistocles Guadalupe Campojó no le quedaba más remedio que abandonar a su suerte al Doctor Barsallo para emprender el camino de retorno hacia el pueblo de Ocallí, en pos de los tan ansiados alimentos. El ayudante del líder aprista ingresaba al pueblo disfrazado de un pobre hombre harapiento, que llegaba cargando sobre sus espaldas "sus palitos de leña". Tal disfraz le permitía no ser reconocido por la policía. Así llegaba a su casa, donde su señora esposa le preparaba las bandejas de comida. En cierta ocasión, don Temistocles retornó al lugar donde había dejado a su amigo y pariente don Néstor Barsallo Campojó, se llevó una muy desagradable sorpresa al no encontrarlo en el escondite donde lo había dejado. Don Néstor, siempre precavido por si su acompañante cayera en manos de la policía y lo llegara a delatar bajo tortura, es decir por razones de seguridad personal, había cambiado de escondite. Tras la inicial sorpresa de dedicó a buscarlo por toda la zona y para lo cual lo tuvo que seguir del rastro. Felizmente fas huellas de sus pasos estaban frescas y visibles. Y como reza el dicho "del hilo se encuentra el ovillo", así don Temistocles encontró el rastro de don Néstor. A quinientos metros de distancia estaba profundamente dormido y debilitado a causa del hambre y la tensión, ya que vivían bajo el temor de ser apresados y muertos. Pero, eso sí, don Néstor, aunque dormido y hambriento, estaba siempre abrazado de su carabina. Temeroso don Temistocles que su protegido, despertara sobresaltado por el ruido que pudiera ocasionar con sus pisadas, se esforzó todo lo que pudo en avanzar hacia él, tratando de causar el menor ruido posible, pues don Néstor podía disparar a cualquier persona que por allí se presentara por "quítame estas pajas".
Para evitarse una desagradable, y hasta fatal sorpresa, don Temistocles lo primero que hizo fue arrebatarle el arma, antes que despertara. Suavemente cogió el cañón de la carabina y poquito a poco lo fue apartando de su dueño. Luego de arrebatarle el arma, recién le tocó el hombro, diciéndole: "Doctor". El aludido se despertó tirando un salto de puma y buscando de inmediato su vieja carabina para dispararle. Y allí, en esos momentos, cargado de gran emoción y suspenso, el Doctor reconoció a su leal ayudante, que se jugaba la vida por él. Su rostro pálido, cadavérico, de pronto se iluminó cuando vio los alimentos, que le traía y despedían un rico y provocativo olorcillo. El doctor, acicateado por el hambre, no esperó plato ni cuchara para servirse de los alimentos, que se le antojaban suculentos, como si fueran manjares divinos. Con ambas manos los cogió y los engulló como un condenado. Gracias a su fiel servidor, el doctor pudo salvarse varias veces de las garras de la muerte.
Después de cuatro meses en que los perseguidos andaban en cuerpo y alma, corridos del pueblo, de pronto cesó la persecución y la cacería. Don Néstor y don Temistocles regresaron al pueblo. Después, el doctor retornó a Chiclayo y así terminó su odisea. En 1934 aparece en la ciudad de Chachapoyas donde se enamora de una hermosa dama de la familia Rubio, señora María Luisa Rubio, joven de 18 años y de cuya unión trajo al mundo una hija.
César García Agurto, en su libro "Tiempos de Tiranía" sostiene que el doctor Néstor Barsallo figuraba como candidato al Congreso de la República: "En acatamiento de una directiva nacional emanado de su comando, El Aprismo Amazonense, a cuya cabeza se encontraba Manuel Chávez Vargas, concertó una alianza electoral la presidían el Dr. Néstor Barsallo, prestigioso médico aprista, y el Dr. Demetrio Caro, abogado feijoista. El triunfo, pues, estaba descartado" (1992: 148).
Don Francisco Piedra Campojó, fue otro de los perseguidos apristas que en Jayanca, le embargaron casa y terrenos; buscando refugio, llegó también a su tierra, Ocallí, donde fue buscado intensamente por la policía. Finalmente apresado, al igual que Josías Altamirano Olascoaga, a quien la policía torturó y lo confinó en un cuarto totalmente oscuro. Se asegura en Ocallí que varios años estuvieron presos. A don Josías lo recluyeron en una celda oscura, donde, en la primera semana, lo tuvieron colgado de sus extremidades superiores, pero al final fue puesto en libertad. Murió con el mal de la hidropesía. Don Néstor Barsallo Campojó murió el 6 de febrero de 1969. Su deceso se produjo en lima a las 7:30 de la mañana, según refiere su hijo José Barsallo Burga.
INFORMANTES:
Prof. Carlos Guadalupe Alva es natural del pueblo de Ocalli nació el 12 de octubre de 1994 fue sobrino carnal de don Secondino Guadalupe, quien le concedió su casa al doctor Néstor Barsallo Campojó cuando buscó refugio por dicho lugar.
Rosendo Pereyra Visalott. Nacido en el distrito de Pisuquia, el 30 de agosto de 1933. Desde los 03 años de edad radica en el pueblo de Ocallí. Don Rosendo refiere que don Temistocles le contó esta historia cuando él tenía 26 años de edad y le trabajaba en su fundo Maraypata, en donde cultivaba café, caña de azúcar, plátanos, etc. Don Rosendo estuvo allí en dicho fundo como socio de don Temístocles, en cosechas de café y moliendas de caña. Don Temistocles entregó su alma a Dios, allá por 1965, según asevera don Rosendo.
César Altamirano Meléndez Nacido en Ocallí el 06 de noviembre de 1939 fue sobrino de don Josías Altamirano Olascoaga.
Gloria Tuesta Mosilot, Nacida en Ocallí el 04 de abril de 1942, refiere que su abuela paterna le contó la historia de don Néstor Barsallo Campojó.
Emilia Guivin Campojó. Nacido en ocalli en 1921, era sobrina de don Néstor Barsallo.
Carlos Cubas Meléndez, alcalde del distrito de Ocallí en el 2004.
FOTOS:
1.- Ramiro Sánchez Navarro en Ocalli,en agosto de 2004,posa con un cuaderno rojo en las manos y junto a personas notables de este simpático pueblo de la Provincia de Luya,Departamento de Amazonas,Perú.El primero de la izquierda es el profesor Carlos Guadalupe Alva,sigue el suscrito,luego la señora Emilia Guivin Campojó,que fue tetiga de la captura de su tio,entre otros.
2.- El doctor Néstor Barsallo Campojó aparece en la primera fila y flanqueado por dos personas.Luce sombrero con cinta negra,casaca con corbata y polainas.
3.- El doctor Néstor Barsallo Campojó de perfil (derecha)y Ramiro Prialé,Secretario General del Partido Aprista (izquierda), de espaldas y una dama.
4.- Don Néstor Barsallo Campojó es el último de la derecha.