miércoles, 12 de enero de 2011

Mi saludo personal a Víctor Raúl Haya de La Torre.

Autor: Ramiro Sánchez Navarro.
El año 1962, con motivo de la campaña electoral, escuché por primera vez el nombre de Víctor Raúl Haya de La Torre,que postulaba a la Presidencia de la República del Perú y que ganó las elecciones,pero el golpe del 17 de julio contra Manuel Prado Ugarteche,encabezado por los generales Ricardo Pérez Godoy y Nicolás Lindley López y otros altos miembos de la Marina y de la Aviación,impidió su ascenso al poder. Su nombre y sus ideas políticas, es decir el aprismo, estaban bastantes difundidas y arraigadas en mi pueblo natal, Uchucmarca, al que llamaban pomposamente “Trujillo chico”.
Trujillo, la capital del departamento de La Libertad, en la República del Perú, fue la cuna de Haya de La Torre, el fundador del APRA y el principal bastión del denominado "sólido norte",que involucraba a los departamentos de La Libertad,Lambayeque,Amazonas,Cajamarca,Ancash,Piura,Tumbes.
Pese a que el líder aprista jamás había visitado Uchucmarca, sin embargo la gente hablaba de él con mucho entusiasmo, como si se tratara de un nuevo mesías. Quizás muchos no habían leído sus obras, pero si habían grabado muy bien en sus mentes algunas frases suyas, tomadas de sus discursos como aquel que “al poder se puede llegar con el fusil, pero a la conciencia del pueblo solo con el corazón y con las ideas”.
Cuando el arquitecto Belaúnde fue derrocado por la fuerza armada, encabezada por el general Juan Velasco Alvarado, el 3 de octubre de 1968, los apristas y su líder máximo no sufrieron persecución ni destierro alguno como si había sucedido en los gobiernos de Augusto Bernardino Leguía y Salcedo (1919-1930),de Luis Miguel Sánchez Cerro (1931-1933),de Oscar Raimundo Benavides Larrea (1933-1939), de Manuel Prado Ugarteche (1939-1945) y (1956-1962), de José Luis Bustamante y Rivero (1945-1948) y de Manuel Odría Amoretti (1948-1956). Se decía incluso que el gobierno de Velasco había realizado la revolución aprista, sin el APRA y sin Haya de La torre.
Cuando asumió el gobierno el general Francisco Morales Bermúdez(1975-1980), presionado sobre todo por la crisis económica se vio obligado a devolver el poder a la civilidad. Para el fundador y guía del APRA, ésta debería pasar primero por una asamblea constituyente para que elaborara una nueva carta política, en reemplazo de la de 1933, que había sido promulgada por el entonces presidente Luis Sánchez Cerro, enemigo acérrimo del APRA.
La exigencia del líder aprista encontró eco favorable en el gobierno de turno y en la población, por lo que se convocaron los comicios generales para el 4 de octubre de 1978. Haya comenzó a efectuar algunas giras por el interior del país, especialmente a Trujillo. Lo vi por primera vez en su ciudad natal. En la plaza de armas, que es la más grande del Perú,hubo una concentración multitudinaria de gente ansiosa de escuchar al viejo lider. Haya hizo su ingreso a ella por una de sus esquinas, en hombros de uno de sus partidarios, bajo el anuncio enfervorizado del locutor, quien gritaba a voz en cuello por los altoparlantes:”ahí viene el maestro Indoamericano, palmas apristas compañeros”. En efecto, Haya de La Torre venia montado a horcajadas sobre los hombros de un recio partidario suyo. Hubo una gran concentración la noche del 22 de febrero para celebrar el natalicio de Haya, que ya cumplía 82 años. Había nacido en 1895. Le antecedieron en el uso de la palabra algunos dirigentes locales, quienes rememoraron la vida del viejo líder aprista llena de penalidades, persecuciones y carcelerías. Entonces vi que Haya comenzó a derramar en silencio copiosas lagrimas, que secaba con su pañuelo blanco, símbolo de la fraternidad aprista, el cual agitaba de vez en cuando. Estando el suscrito en Trujillo solía visitar el local del partido aprista, con poca actividad partidaria. Allí me entretenía algunas tardes oyendo el parloteo de algunos líderes apristas. Abandoné esta ciudad,"Capital de la primavera”, acicateado por la falta de trabajo, entonces decidí marchar a Lima por el mes de marzo, a bordo de un camión que traía un cargamento de plátanos.
Estando en Lima, quise conocer el local aprista para ver cómo funcionaba, grande fue mi sorpresa cuando constaté que estaba organizado como una cooperativa de servicios para atender a la gente de menores recursos. En el local partidario, de la avenida Alfonso Ugarte, todavía hay peluquerías, se enseñaban algunas carreras técnicas, había academia de preparación para la universidad,la "Antenor Orrego", y para aprender inglés también y lo que es más, había un comedor popular, supervisado por el propio Haya de La Torre, quien ingresaba algunas veces a probar la sazón de los alimentos. Caray, estando allí Haya todo marchaba a las mil maravillas.
Todos los martes y jueves, si mal no recuerdo, Haya daba charlas de cultura general por las tardes o en las noches, en el Aula Magna, un auditorio de regulares dimensiones. Era los Coloquios de Haya de La Torre.
El líder aprista, cuando daba sus charlas de cultura general, permanecía de pie ante su mesa, agitando su mano derecha de vez en cuando. Sabía de memoria los poemas de Vallejo,contemporáneo y codepartamentano suyo, así como de otros poetas. Tenía el don de seducir y electrizar a sus oyentes, a los militantes, amigos y simpatizantes del APRA. Eufóricos coreábamos su nombre “¡Víctor Raúl! ¡Víctor Raúl! ¡Víctor Raúl! ¡Haya no Haya, Haya será...”
El caso es que en el local central del APRA siempre veía al viejo líder rodeado de la militancia y de su guardia personal, por los hermanos Vásquez Sánchez, que eran dos, naturales del pueblo de Moche. Antonio Vásquez Sánchez, en la práctica era el jefe de su guardia personal, lo había conocido en Cajamarca por 1976.Aunque oficialmente lo era Jorge Idiáquez Ríos.
En aquel año de 1976 concluí mis estudios en el colegio San Ramón de Cajamarca y como vivía en la parroquia San Pedro, donde habitaban otros estudiantes, de la entonces Universidad Técnica de Cajamarca-UTC., solía algunas veces ir a la UTC ,que está cerca a los Baños del Inca. Allí conocí a Antonio, que encabezaba a los apristas, en su condición de Secretario General del Comando Universitario Aprista y mantenía algunas discusiones con los izquierdistas, entre quienes se contaban Luis Guerrero Figueroa, que después fue congresista de la República.
Antonio me hablaba de la doctrina aprista cuando él iba por la parroquia. Ambos nos poníamos a charlar de política sentados en la puerta de ingreso a dicha parroquia.
Cuando terminé la secundaria decidí marcharme a Trujillo, en diciembre de 1976 y por esas cosas curiosas que tiene la vida, volví a encontrarme con Antonio, que alli hacía vida partidaria como Secretario Departamental de Prensa y Propaganda de la Juventud Aprista Peruana-JAP-La Libertad..
Cuando en abril de 1977 pasé a Lima, nos volvimos a encontrar con Antonio en el local central, de la avenida Alfonso Ugarte.
El era un activo dirigente aprista y creo estudiaba en la Villarreal y era hombre de confianza de Haya de La Torre, a quien acompañaba en sus paseos por el local partidario.
Aunque al viejo líder lo veía pasar cerca de mí, sin embargo no era posible abordarlo, ni siquiera saludarlo, tendiéndole la mano, por su guardia pretoriana, que nos mantenía a raya. Yo no tenía esperanzas de saludarlo personalmente. Cierto día Antonio me dijo: “Yo haré que saludes al compañero jefe”.
Una tarde de 1978, por el mes de agosto, me encontraba en el local partidario con un libro en la mano, titulado "Don Segundo Sombra", del argentino Ricardo Guiraldes. Haya se encontraba en su oficina, cómodamente sentado en su sillón de cuero repujado y ante su espaciosa mesa,Antonio, que estaba al lado del líder máximo del APRA, al verme en la puerta ,observando los autógrafos que firmaba a unas señoritas, me llamó con la mano, al tiempo que me decía: “ven a saludar al compañero jefe”. Entonces yo ingresé:
- Compañero jefe: le presento al compañero Ramiro
Sánchez.- para ese entonces ya había tomado asiento en una silla.A solicitud de Antonio quedé sentado al medio, flanqueado por dos compañeros, uno a cada lado de mi, que comenzaron a codearme y a patearme disimuladamente para que me vaya y me hubiera ido para evitarme el mal momento, de no haber sido porque Haya en esos instantes volvió su mirada hacia mí. Me quedó mirando con sus ojos azules, con cierto recelo y finalmente me alargó la mano. Como siempre estuvo perseguido, seguramente pensó que yo era un polizonte o algo por el estilo. Aproveché de la ocasión para que a mí también me firmara un autógrafo. Le alcancé mi libro. Haya lo quedó mirando con cierto desdén, diciéndome: “este libro no es recomendable para la juventud”. Dijo otras cosas más que ya no las recuerdo. Finalmente se decidió a poner su autógrafo. Claro, lo ideal hubiera sido que me firmara algunas de sus obras, que estaban en venta allí, en el local partidario, pero en esos momentos no podía, porque no disponía de mucho dinero y además nunca imaginé saludarlo personalmente ¡no era posible! Debido a los enfervorizados militantes que lo rodeaban y a la actitud hostil y hasta agresiva de la gran mayoría de compañeros, con aquellos extraños y poco conocidos. Los principales adversarios de los apristas eran los comunistas, que hasta hoy ocupan un local de la CGTP, en la Plaza Dos de Mayo. Cuántas veces me vi en medio de las trifulcas entre apristas y comunistas en aquella plaza histórica, donde se agarrababan a palazos, a cadenazos o a cuchilladas. Por aquel entonces Haya de la Torre impulsaba una política macartista, de combatir a los comunistas donde sea. Bajo la dirección de Alan García Pérez los apristas ya no practican este tipo de políticas, habiendo más tolerancia hacia otras ideologías y a gente que piensa diferente. El caso es que saludé a Haya de La Torre, pero eso me costó algunos golpes bajos, que me quitaron las ganas de volverlo a saludar,como lo he anotado líneas arriba.

Haya de la Torre fue un gran luchador por la justicia social.A su lucha tesonera se le debe la jornada de las ocho horas de trabajo,conquistadas en 1919, en el Perú;impulsó el sistema cooperativista.Combatió las dictaduras y todas las formas de imperialismo,promovió la integración politica,cultural y económica de América Latina, a la que llamaba Indoamérica.También se le debe la Reforma Universitaria en el Perú y lo que siempre me ha gustado es su propuesta de industrialización,que data de 1931,porque la verdad es que la gran mayoría de los paises de América Latina sólo exportamos materias primas y mano de obra barata.Es rescatable asimismo su espiritu solidario con los pueblos y naciones oprimidas del mundo.Fue un gran orador,prolifico escritor,hombre de pensamiento y acción,dueño de una refinada cultura.Las ideas de Haya de la Torre siguen plenamente vigentes.¡Qué duda cabe!.

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